Historia de la Jurisdicción
El monje Emilion
Si bien las huellas de ocupación en la Jurisdicción se remontan a unos 35.000 años antes de nuestra era, es sobre todo a partir del siglo VIII cuando comienza su historia, cuando Emilion, un monje bretón nacido en Vannes, decide retirarse al Sur. Según la leyenda, este antiguo administrador del Conde de Vannes robaba trozos de pan para dárselos a los pobres a escondidas. Un día que llevaba algo debajo del abrigo, le pararon y le ordenaron que abriera su abrigo. Y como por milagro, el pan se había convertido en madera.
Tras su marcha, se dirigió a Royan, donde se dedicó a la oración, y, posteriormente, decidió instalarse en una ermita cerca del bosque de Ascumbas («la combe»). Una vez más, los milagros de Emilion se multiplicaron y su virtud se hizo conocida. A partir de entonces, se le unieron numerosos discípulos, con los que creó un sitio monástico que llevaría su nombre tras su muerte en el año 767, Saint-Émilion.
A partir de entonces, la ciudad, como toda la Jurisdicción, conoce un auge y se desarrolla durante toda la Edad Media. Saint-Émilion incluso construyó murallas ya en el siglo XIII, algunas de las cuales siguen siendo visibles hoy en día.
La Jurade
En 1199, Juan sin Tierra, hijo de Leonor de Aquitania, se convierte en rey de Inglaterra y necesita el apoyo de los territorios de Francia para reforzar su poder. Para reconquistar ciertas regiones, forma alianzas con la burguesía de algunas ciudades – incluida Saint-Emilion, que fue la primera ciudad de la región de Burdeos en beneficiarse de tal privilegio – otorgándoles poderes económicos, políticos y judiciales. Así nace la Jurade, que administraría la Jurisdicción de Saint-Émilion hasta la Revolución Francesa.
Entre sus atribuciones está la de comprobar la calidad de los vinos. Cuando un vino se considera digno de Saint-Émilion, la barrica se marca con el sello de la Jurade («la marca a fuego del viticultor») y se prepara para la exportación, sobre todo a Inglaterra en barcos que parten del puerto de Pierrefitte, en el sur de la Jurisdicción. Gracias a este intercambio, el vino de Saint-Émilion ve aumentar su notoriedad, primeros signos de su reputación mundial actual.
Creada de nuevo en 1948 por los viticultores, la Jurade es, desde entonces, la embajadora de los vinos de Saint-Émilion en todo el mundo y defiende la reputación de las diferentes denominaciones.